lunes, 30 de agosto de 2010

Más fuerte de lo que creemos...

Una de las tantas enseñanzas que nos dejarán los 33 mineros del norte, es que los seres humanos somos más fuertes de lo que muchas teorías psicológicas postulan. Al igual que lo ocurrido con el terremoto del 27 de febrero en que muchos colegas anunciaban una gran "epidemia" de estrés postraumático que nunca ocurrió, los 33 hombres estaban vivos y animados.

La primera nota recibida decía "Estamos bien los 33..." Para todo el país fue una verdadera sorpresa. ¡Milagro!, gritaban los familiares y cómo no reconocerlo. Cuando todos sospechábamos su muerte o la de varios de ellos y para los que estuvieran vivos imaginábamos un estado muy crítico de salud.

"Estamos bien los 33..." no es un grito desesperado de ayuda, no es la frase de un grupo de víctimas. Las circunstancias no lograron quebralos.

Algunos pocos estudiosos de la psicología han hablado de "crecimiento postraumático". Se refieren a aquella capacidad del ser humano para acudir a sus propios recursos personales para resistir y sobreponerse a la adverisdad y hacer de situaciones traumáticas una experiencia que permite crecer, conocerse y salir fortalecido de la amenaza.

Es una enseñanza que hay que reflexionar. Especialmente aquellas personas que sufren fobias, pánico y que les han hecho creer que sufren un mal crónico.

La psicología y psiquiatría clásica no logra comprender que los seres humanos somos un misterio y que cuando menos se espera puede salir lo mejor de nosotros para enfrentar la adversidad. No logra comprender ni incorporar en su idea de ser humano, que la fe, el amor, el deseo por superarse logra superar muchas dificultades que para estas disciplinas no tienen salida.

"Estamos bien los 33..." es una invitación a buscar en nuestro interior los recursos que nos permiten sobrevivir y salir renovados ante cualquier adversidad.

martes, 3 de agosto de 2010

Agorafobia

Agorafobia es un concepto compuesto de dos palabras griegas: Agora y Fobia. Podríamos traducirlo como el miedo a los lugares públicos y/o concurridos.

La psiquiatría lo ha definido de esta forma:

Aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso) o donde, en el caso de aparecer una crisis de angustia inesperada o más o menos relacionada con una situación, o bien síntomas similares a la angustia, puede no disponerse de ayuda. Los temores agorafóbicos suelen estar relacionados con un conjunto de situaciones características, entre las que se incluyen estar solo fuera de casa; mezclarse con la gente o hacer cola; pasar por un puente, o viajar en autobús, tren o automóvil.
Estas situaciones se evitan (p. ej., se limita el número de viajes), se resisten a costa de un malestar o ansiedad significativos por temor a que aparezca una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia, o se hace indispensable la presencia de un conocido para soportarlas.

Esta ansiedad o comportamiento de evitación no puede explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental como fobia social (p. ej., evitación limitada a situaciones sociales por miedo a ruborizarse), fobia específica (p. ej., evitación limitada a situaciones aisladas como los ascensores), trastorno obsesivo-compulsivo (p. ej., evitación de todo lo que pueda ensuciar en un individuo con ideas obsesivas de contaminación), trastorno por estrés postraumático (p. ej., evitación de estímulos relacionados con una situación altamente estresante o traumática) o trastorno de ansiedad por separación (p. ej., evitación de abandonar el hogar o la familia).

La Agorafobia puede acompañar el Trastorno de Pánico. Osea, que las personas sufren crisis de pánico en lugares con gran afluencia de público.

Como mucha de las fobias, suele ser un elemento sostenedor del problema las conductas que evitan exponerse a lo temido. Por ejemplo, es común que las personas que sufren agorafobia comienzen poco a poco a quedarse en el hogar. Tienen excusas que de buenas a primeras parecen razonables para no salir de casa o no asistir a las situaciones que les temen.

 
En los casos más agudos, los seres queridos de las personas que sufren agorafobia suelen ayudar a sostener el problema. Especialmente cuando asumen que el ser querido es un enfermo, y que hay que ayudarlo, pero entendiendo por ayuda coooperar en la evitación de lo temido. Así muchas veces son ellos los que van  comprar lo que la persona necesita porque ella no puede, o bien acompañan para realizar trámites, etc.

Es bueno ayudar, pero este tipo de ayuda tiene un doble mensaje: "Te quiero" (por eso te ayudo) y un "tú no puedes" (por eso te ayudo). Asistir a la persona con agorafobia para que no se exponga no siempre es una buena ayuda.